La sociedad industrial se ha desarrollado “creyendo” que nos podíamos independizar de la naturaleza y sus leyes. Se ha desarrollado como si los límites no existieran. El resultado es insostenible. El futuro es incierto. Todo indicaba que el proceso evolutivo de los seres humanos iba dirigido a garantizar el futuro de la especie. La anticipación como componente clave de la inteligencia individual no se ha elevado a nivel colectivo. Nuestra capacidad de anticipación colectiva no ha sido capaz, hasta ahora, de abordar las incertidumbres creadas por las reglas del juego económicas y de poder de la sociedad industrial. Es urgente cambiar las reglas del juego y, en ellas, las personas y las leyes de la naturaleza deben estar en el centro del nuevo tablero de juego.
Estamos inmersos en un cambio de era (en tránsito desde la era industrial a la era digital) y en la necesaria formulación de un nuevo paradigma. En la era industrial se han sobrepasado los límites de determinadas variables esenciales para garantizar el futuro. El impacto profundo en los sistemas de la Tierra, y también en las ciudades y metrópolis, nos obliga a cambiar la lógica interna de producir la ciudad de los sistemas urbanos existentes y también la de los nuevos desarrollos urbanos. La magnitud y el tamaño de los impactos y desequilibrios nos obligan a concebir unas reglas del juego que abracen la totalidad de las variables que están en liza.
El único marco conceptual que lo permite es la Ecología. El objeto de estudio de la Ecología son los ecosistemas. Las ciudades son ecosistemas urbanos donde los seres humanos constituyen su componente principal. Los ecosistemas urbanos son los sistemas más complejos creados por la especie humana. Si se pretende abordar su transformación de manera holística, venimos obligados a formular modelos sintéticos que incidan en los componentes principales de los sistemas urbanos.
Las ciudades son ecosistemas urbanos donde los seres humanos constituyen su componente principal. Los ecosistemas urbanos son los sistemas más complejos creados por la especie humana.
Como decíamos, las ciudades son los sistemas más complejos que ha creado la especie humana. La única manera de aproximarse a dicha complejidad y alcanzar el sistema de proporciones equilibrado es a través de modelos intencionales que, buscando abordar los retos e incertidumbres actuales, simplifiquen la realidad y nos permitan canalizar la energía del cambio. Hoy, del análisis de los problemas que presentan multitud de sistemas urbanos y del análisis de los que han conseguido minimizarlos, surge un modelo urbano intencional que es compacto en su morfología, complejo (mixto en usos y biodiverso) en su organización, eficiente metabólicamente y cohesionado socialmente.
El urbanismo, como práctica social de creación y transformación de las ciudades, es el instrumento para abordar los retos actuales. Las limitaciones del urbanismo actual, sin embargo, obligan a la formulación de un nuevo urbanismo con bases ecológicas que amplíe el foco y nos permita, de ese modo, aumentar nuestra capacidad de anticipación ante las actuales incertidumbres creadas, sobre todo, por los sistemas urbanos.
Las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) son aquellos procesos y elementos que, siendo propios del funcionamiento y organización de la naturaleza, se han trasladado al funcionamiento y organización urbanas.
En este sentido, se han considerado Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) aquellos procesos y elementos que, siendo propios del funcionamiento y organización de la naturaleza, se han trasladado al funcionamiento y organización urbanas. Se han identificado determinadas regularidades y principios en los ecosistemas naturales o alguno de sus componentes y se han trasladado a los ecosistemas urbanos atendiendo a las características de estos.
Las condiciones de vida de los ciudadanos mejoran con la aplicación de las SbN. La intención de las soluciones va dirigida, por una parte, al cuidado de las personas que habitan las ciudades y, por otra, a incrementar la capacidad de anticipación que nos asegure, como especie, un futuro con menos incertidumbres.