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Visión psicológica y antropológica de la ciudad que cuida

Foro de Debate ‘Visión psicológica y antropológica de la ciudad que cuida’

La llamada para cuidar, el desarrollo de la empatía y de la moralidad, y otros conceptos que se barajan en el escrito arriba mencionado, merecen ser abordados desde los puntos de vista psicológico y antropológico. El texto se centra en el cuidado como valor fundamental y en la pregunta de por qué no cuidamos en nuestra sociedad. Echamos de menos un desarrollo, desde las teorías psicológicas, de algunos conceptos descritos en el documento.

Es un curioso secreto de la sabiduría de todos los tiempos, pero un secreto muy sencillo, que cualquier entrega desinteresada, cualquier participación, todo amor, nos enriquece

Desde el punto de vista psicológico, consideramos imprescindible ahondar tanto en el concepto de empatía como en la Teoría del Apego de Bowlby (1969). Ambos influyen de manera significativa en el desarrollo posterior de las relaciones humanas estables, seguras y compasivas que conducen a cuidar.

La empatía implica identificación de lo que siente el otro

La empatía, efectivamente, es una capacidad innata del ser humano, como dice Victoria Camps, pero la empatía necesita desarrollarse en el individuo y generar la capacidad de conexión íntima. Nacemos con la capacidad para ser empáticos, pero es imprescindible desarrollar y aprender habilidades y comportamientos empáticos. Los bebés aprenden a identificar y regular sus emociones a través de interacciones diádicas óptimas con sus cuidadores, fundamentalmente sus madres, en nuestra sociedad. Los niños se apegan instintivamente a quien cuida de ellos con el fin de sobrevivir y desarrollarse física, emocional y socialmente. Establecen vínculos afectivos con cualquier cuidador que sea sensible y receptivo en las interacciones con ellos. Aunque la madre suele ser la figura principal de apego, el papel puede ser tomado por cualquier persona que se comporte de una forma similar. La meta biológica es la supervivencia, y la psicológica es la seguridad. Si la figura no está disponible o no responde, se produce angustia de separación: ansiedad y rabia, tristeza y desesperación en el bebé. Cuando los vínculos de apego se ven amenazados, surgen amenazas a la seguridad, en los niños mayores y en los adultos, debido a la ausencia prolongada, a la interrupción en la comunicación, a la indisponibilidad emocional o al rechazo o abandono de las figuras de apego. Los comportamientos de apego se producen durante los primeros seis meses de vida.