Personas

Victoria Camps: “Debemos recuperar el valor del cuidado y construir entre todos una sociedad más humana y solidaria”

20/11/2019

Más de 200 personas especializadas en el ámbito de soledad y final de vida asistieron a la jornada “Ciudades que Cuidan” organizada por la Fundación Mémora el pasado 6 de noviembre en la Fundación Botín, en Madrid. El acto contó con la participación de personalidades referentes en el sector, entre ellas Victoria Camps, catedrática en Filosofía, Consejera Permanente del Consejo de Estado, presidenta de la Fundación Victor Grifols y expresidenta del Comité de Bioética de España, quien centró su intervención en el valor del cuidado.

Por naturaleza, el ser humano es receptivo y racional. El valor del cuidado es intrínseco en las personas

En primer lugar, destacó que el valor del cuidado implica vivir el sufrimiento de los demás, concibiendo la empatía como parte de la naturaleza humana. “Por naturaleza, el ser humano es receptivo y racional, que muestra respeto y compasión por los demás y que tiene la necesidad de cuidar y tener en cuenta a la otra persona”, explica. Y es el que el valor del cuidado se considera un valor intrínseco en el ser humano.

Sin embargo, los hábitos sociales de los últimos años han tendido a concebir el cuidado desde una ética basada en la razón y no en la emotividad, contribuyendo a la pérdida de la capacidad de cuidar. En este sentido, “poco a poco hemos ido normalizando la idea de que los cuidados no son una responsabilidad de la comunidad si no de las instituciones, lo que ha supuesto normalizar situaciones de soledad, envejecer en residencias en lugar de en el domicilio o profesionalizar los cuidados”, matiza la experta.

Las circunstancias que vivimos en la actualidad nos han llevado a concebir la autonomía como una capacidad presente a lo largo de todas las etapas de nuestra vida. Actualmente la concebimos como una culminación de la personalidad moral y obviamos otras situaciones como la vulnerabilidad. No obstante, debemos tener en cuenta que la vulnerabilidad aparece de manera paralela al desarrollo de la autonomía. Por ello, Camps ha reafirmado la “necesidad de establecer un cambio de marco mental que incluya una perspectiva relacional entre las personas, y que contemple situaciones naturales de la vida, como la interdependencia y la vulnerabilidad”.

Los hábitos sociales de los últimos años han tendido a concebir el cuidado desde una ética basada en la razón y no en la emotividad, contribuyendo a la pérdida de la capacidad de cuidar

Camps recuerda que cualquier persona, por naturaleza, necesita dar y recibir cuidados. En este sentido, el cuidado es un valor universal que debe concebirse como una obligación y una necesidad. Ante la pérdida del valor del cuidado de la sociedad actual, la filósofa considera que, “debemos recuperar su valor, este debe ser el centro del valor ético y debe contemplarse como una virtud fundamental de las personas. Todos debemos dar y recibir cuidados a lo largo de la vida, y especialmente en situaciones de vulnerabilidad”.

Cambiar esta realidad no solo precisa de la voluntad y de la actitud personal, sino también de la conversión de las instituciones públicas en instituciones cuidadoras, que perciban las necesidades sociales fundamentales y repartan responsabilidades. “Sin duda, el Observatorio de Ciudades que Cuidan nos ayudará a recuperar los valores sociales intrínsecos de las personas”, concluye la catedrática en filosofía.