11/01/2022
Desde 2019, la Fundació Víctor Grífols i Lucas y la Fundación Mémora mantienen una colaboración para reflexionar de forma conjunta, con la participación de profesionales expertos, sobre temáticas que aportan conocimiento al proyecto «Ciudades que cuidan», una iniciativa que, impulsada por la Fundación Mémora, tiene como objetivo centrar las políticas de los municipios en el cuidar de sus ciudadanos y, en especial, en prevenir y evitar en lo posible las situaciones de final de la vida en vulnerabilidad y soledad no deseada de las personas.
El último seminario organizado en mayo de 2021 se centró en explorar vías de acercamiento entre la atención sanitaria y la atención social. Las reflexiones de los diferentes expertos y profesionales participantes en la sesión se recogen en el presente cuaderno «La atención a las necesidades sociales y sanitarias, ¿sumamos o dividimos?».
Existe la necesidad de coordinar el mundo de lo sanitario con el mundo de lo social. A pesar de iniciativas y acciones concretas llevadas a cabo, continúa un divorcio entre ambos mundos, el sanitario y el social, cuando la realidad sociodemográfica requiere de una solución y un abordaje conjunto.
A pesar de iniciativas y acciones concretas llevadas a cabo, continúa un divorcio entre ambos mundos, el sanitario y el social, cuando la realidad sociodemográfica requiere de una solución y un abordaje conjunto.
El envejecimiento de la sociedad comporta problemáticas inherentes al propio hecho de envejecer, como la necesidad de atender a personas con pluripatologías crónicas y con determinados grados de dependencia. Ambas problemáticas deben ser abordadas conjuntamente con las prestaciones que se deben dar desde la atención sanitaria y la atención social. Hacerlo de manera coordinada y conjunta debe ser una prioridad para un buen uso de los recursos que se empleen y, en especial, para poder ofrecer una adecuada calidad en la respuesta a dicha realidad sociodemográfica.
Como apunta Victòria Camps, catedrática emérita de Filosofía Política de la UAB, la irrupción de la COVID-19 dejó al descubierto carencias y disfunciones médicas y asistenciales en las residencias para personas mayores causadas por una «mala concepción del sistema en su totalidad»: «Al dirigirse los reproches a lo que ocurría en los centros asistenciales se revertía la crítica más habitual proyectada hacia una cierta deshumanización de la medicina por la tecnificación, el trabajo en equipo, la despersonalización de la relación clínica. Ahora lo que aparecía como inhumano no era la práctica médica, sino la asistencial, que por definición se daba por supuesto que tenía que ser más cálida. Pero la raíz de todo ello era que ambas prácticas discurrían en paralelo sin encontrarse: el cuidado asistencial y el tratamiento médico pertenecían a ámbitos demasiado separados».
Para Rafael Bengoa, codirector del Institute for Health and Strategy, «el reto de la cronicidad está planteado y analizado desde hace tiempo en España. No es necesario, por tanto, volver a analizarlo. Conviene pasar a la acción decidiendo qué modelo se debe desarrollar, qué política de empleo se quiere para el sector y qué oportunidad podrían proporcionar la digitalización del país para lograr un modelo más proactivo y preventivo».
El reto de la cronicidad está planteado y analizado desde hace tiempo en España. Conviene pasar a la acción decidiendo qué modelo se debe desarrollar, qué política de empleo se quiere para el sector y qué oportunidad podrían proporcionar la digitalización del país para lograr un modelo más proactivo y preventivo.
Ana Isabel Lima, profesora de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid, concluye, entre otras cuestiones, que «potenciar el mundo de los cuidados desde la perspectiva de la humanización supone poner en valor la atención primaria de ambos sistemas, superar el binomio residencias de mayores/hospitales en el marco de la colaboración para la atención a los cuidados de larga duración, así como favorecer esta actuación en los espacios de proximidad, promover la convivencia y normalización y procurar un entorno comunitario favorable».
Asimismo, Guillem López-Casasnovas, catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra, recuerda que «durante la pandemia, las personas mayores han sido uno de los colectivos más visibles debido a su vulnerabilidad al virus y, en concreto, a la compleja situación vivida en las residencias de mayores». «Se ha hablado mucho de dotar de recursos suficientes a estas instalaciones e incluso de medicalizar estos centros para atender de manera óptima a este colectivo de población. Sanitarizar lo social no parece, sin embargo, el camino correcto. Hace falta que se revierta la situación para invertir en mecanismos de coordinación eficientes entre el modelo sanitario y el modelo social. Coordinar eficiente mente, sí; con responsabilidades claras y gobernanza definida. La dificultad está en implementarlo en la nueva realidad», concluye.