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La Fundación Mémora refuerza su compromiso con las familias y los profesionales durante el proceso de final de vida

11/12/2019

Fundación Mémora impulsa “Ciudades que Cuidan”, un proyecto que define un nuevo marco conceptual basado en dos modelos existentes: las “Ciudades Amigables” impulsadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para promover un envejecimiento activo y saludable y; las “Ciudades Compasivas-Cuidadoras”, un movimiento social internacional que implica a los ciudadanos en la creación de comunidades que atiendan la enfermedad avanzada y la fase final de la vida a través de la provisión de cuidados y acompañamiento.

Las Ciudades Amigables han de ser Ciudades Compasivas al final de la vida y las Ciudades Compasivas-Cuidadoras han de ser Ciudades Amigables. De aquí se deriva el concepto de “Ciudades que Cuidan”.

La “Ciudad que Cuida” es:

  • Una ciudad amigable-compasiva-cuidadora basada en los valores de la humanidad y la solidaridad.
  • Aquella capaz de dar una respuesta eficiente a las necesidades que surgen por y sobre el envejecimiento de la población.
  • Aquella que se centra en atender el proceso final de vida y en evitar la muerte en situación de soledad no deseada y vulnerabilidad mediante el desarrollo de proyectos de innovación social.

Para iniciar el proceso de desarrollo de este nuevo marco conceptual, la Fundación Mémora crea el Observatorio Ciudades que Cuidan.

El Observatorio, promovido por la Fundación Mémora, está concebido como un espacio de debate y reflexión para generar conocimiento entorno a cuestiones vinculadas al proceso de final de vida, poniendo especial énfasis en la soledad no deseada en el proceso final de vida y otras situaciones de vulnerabilidad social.

En este sentido, el propósito del Observatorio Ciudades que Cuidan es proporcionar argumentos e impulsar propuestas que contribuyan a la construcción de una sociedad más cuidadora, inclusiva y humana. Una comunidad que vele por un envejecimiento activo, saludable y garantice un acompañamiento y cuidado, aceptando a la muerte como valor consustancial a la vida.