Innovación

Comunidades cuidadoras: el éxito del Modelo Frome

Modelo Frome UK

22/10/2019

«Ser amable y compasivo es más que una buena idea. Es algo que debemos hacer si queremos ayudar a resolver la creciente crisis sanitaria de los últimos 25 años». Así es como el Dr. Julian Abel, director de las Comunidades Compasivas del Reino Unido, alerta de la importancia de incorporar un enfoque de salud pública a la práctica de los cuidados paliativos.

Precisamente bajo esta premisa nació lo que hoy se conoce como Comunidades Compasivas y/o Cuidadoras. Se trata de ciudades que prestan especial atención a personas con enfermedad avanzada, alta dependencia o en proceso de final de vida, así como a sus familiares, a través de redes comunitarias que permitan cuidar a este grupo de personas. ¿El origen de todo? El éxito del modelo de Frome, un municipio del Reino Unido.

El año 2013 esta pequeña población de 26.200 habitantes impulsó un programa con el objetivo de empoderar a la comunidad en el acompañamiento al final de la vida. “Hasta ahora, la medicina no ha visto el dominio de las relaciones sociales como parte de la atención clínica. Sin embargo, es la intervención más efectiva que tenemos para mejorar la salud y el bienestar en todas las poblaciones”, explica el Dr. Abel.

Y así lo demostró el proyecto de Frome que, en sólo tres años, consiguió reducir hasta un 30% los ingresos hospitalarios de emergencia. Se trata de un dato particularmente significativo, teniendo en cuenta que en el Reino Unido las admisiones hospitalarias suponen el 20% del gasto público en salud. ¿La clave del éxito? El despliegue de actividades para reforzar la participación de las personas al final de la vida en el día a día de la comunidad.

 El Modelo Frome ha demostrado una reducción drástica de los ingresos de emergencia en los hospitales

La involucración de la comunidad se impulsa mediante la creación de equipos de conectores de salud que, además de la provisión de cuidados materiales, trabajan para promover la aceptación de la incertidumbre, reforzar la autoestima y empoderar a las personas al final de la vida, así como a sus cuidadores. El sector médico, por su parte, aporta financiación para el programa, apoyo administrativo y contribuye al diseño de planes de cuidados personalizados.

La Dra. Helen Kingston, iniciadora del Modelo Frome, explica que el proyecto “ha demostrado una clara mejora de los resultados de los pacientes, la vida laboral de los equipos clínicos y una reducción drástica de los ingresos de emergencia en los hospitales”. De hecho, se trata de la primera innovación social de salud pública que logra una reducción de este calibre, por lo que el modelo presenta un gran potencial en términos de ahorro presupuestario. 

A partir de esta experiencia, la red de Comunidades Compasivas del Reino Unido plantea promover un programa basado en tres componentes que complementan el trabajo de los centros de salud y de los servicios sociales: maximización del papel de las redes de apoyo familiares y comunitarias, aumento del sentimiento de pertenencia a la comunidad de sus integrantes y conexión con otras actividades a fin de llegar a todos los ciudadanos.

El modelo Frome ha marcado un antes y un después en Europa. Tras él, le han seguido otras comunidades que también quieren convertirse en Ciudades Cuidadoras

El modelo Frome ha marcado un antes y un después en Europa. Tras él, le han seguido otras comunidades que también quieren convertirse en Ciudades Cuidadoras. En España, por ejemplo, actualmente ya hay ocho urbes que se han sumado al proyecto: Madrid, Sevilla, Vic, Santurce, Badajoz, Pamplona, Getxo y Vitoria.  

Comprometidos con el bienestar de las personas al final de la vida

Desde Fundación Mémora, a través del proyecto Ciudades Compasivas y Cuidadoras, tenemos el objetivo de proporcionar ayuda a la sociedad, apoyando y mejorando la atención a las personas y las familias en situación de proceso final de la vida. Por ello, trabajamos a través de cuatro ejes centrales: la acción social, la sensibilización de la sociedad en el momento de concebir la muerte como parte de la propia vida; la investigación e innovación para mejorar la continuidad del servicio entre los sectores sanitario y sociales y el sector funerario; y la formación a cuidadores y profesionales del sector a través de cursos, ciclos y jornadas.