Personas

Opinión: Barreras y propuestas para combatir las desigualdades sociales de las personas mayores

23/02/2023

Artículo de opinión de Ana Isabel Lima Fernández, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y la UNED y Directora de Servicios Sociales. Ex- Secretaria de Estado de Servicios Sociales en el Gobierno de España.

La desigualdad se vincula con la falta de equilibrio entre las personas, es poliédrica al presentar múltiples facetas, en este caso me refiero al aumento de la desigualdad social concretamente al impacto de recibir un trato diferente por motivos de edad en las personas mayores.

Además, es importante tener en cuenta que, si va sumada a otras cuestiones, como desigualdad económica, educativa, de género y legal, genera una sinérgica que puede llevar al aislamiento, la soledad, la exclusión social y el edadismo. Con frecuencia la discriminación por motivos de edad se relaciona con otros aspectos como el estado de salud, las condiciones físicas, el estado civil, la necesidad de cuidados, las situaciones de discapacidad o dependencia, la raza, la orientación sexual, la clase y el estatus social.

El aumento de la esperanza de vida muestra que la protección social, el desarrollo científico y tecnológico han tenido un gran impacto en la humanidad, a su vez nos pone frente al reto de encarar el invierno demográfico y la revolución que ello supone, sobre todo para Europa y concretamente para nuestro país, ya que figura en el ranking como uno de los más envejecidos del mundo,. Y es que, según el INE en 2030 el 34% de la población tendrá más de 60 años.

Las consecuencias de esta desigualdad por motivos de edad en las personas mayores son pobreza, exclusión social, edadismo, falta de acceso a los derechos y la mayor probabilidad de sufrir situaciones de abuso o violencia. Aunque los principios de igualdad y no discriminación están recogidos en las normas internacionales, estatales y autonómicas, la realidad de facto es que existen muchas barreras que impiden el disfrute de los derechos en condiciones de igualdad a las personas mayores. Debemos además eliminar esta desigualdad dando cumplimiento al décimo Objetivo de Desarrollo Sostenible que contempla en plan de acción de la Agenda 2030. 

Barreras económicas

En cuanto a las barreras económicas, según los datos del INE (2021) [i] no es la pobreza la que más golpea al grupo de edad de las personas mayores en España, entendiendo la pobreza como indicador relativo de desigualdad en cuanto a las personas que tienen ingresos bajos en relación con el conjunto de población por grupos de edad. Ésta aumentó respecto al año anterior en 1.1 puntos para las personas menores de 16 años, 1.2 para el grupo de edad de 16 a 64 años y bajó 1.3 puntos para las personas mayores de 65 años. Para interpretar este dato hay que tener en cuenta que las políticas públicas de las pensiones de jubilación y la garantía de ingresos y otros sistemas de protección social hacen posible esta circunstancia.

Barreras de género

Por el contrario del factor económico, si cobra mayor importancia en referencia con la edad la desigualdad de género. El informerealizado por la red HelpAge de afiliados independientes de la UE explica que si la discriminación de género va acompañada de la discriminación por edad provoca que las personas mayores sean objeto de nuevas y distintas formas de discriminación. Por ello, advierte que las mujeres mayores a causa de su estatus social son especialmente vulnerables a llegar a perder sus medios de subsistencia. Un claro ejemplo es la existencia de la denominada brecha salarial, que según el informe de Eurostat del año 2016, en España es del 14,9% y en Europa del 16,7%.  Este fenómeno de desigualdad social se amplía cuando se llega a edades de jubilación en las que las mujeres mayores tienen una gran desventaja económica en cuanto a las retribuciones por haber estado excluidas del mundo laboral contributivo, o bien, por permanecer en este de manera más precaria.

Barreras geográficas y digitales

España es uno de los países donde se produce un vacío de población en las zonas rurales que frecuentemente están habitadas por personas mayores que mantienen la actividad en estos territorios, no obstante, también son zonas en las que se dificulta el acceso a recursos, prestaciones y servicios, donde, además hay que contemplar las necesidades especiales para potenciar el nuevo modelo de cuidados en estas zonas.

Conjuntamente, en las personas mayores se da en mayor medida la brecha digital, lo que impide que accedan a recursos y participen en una sociedad cada vez más tecnológica.

Barreras sanitarias y sociales

Es importante también cruzar las cuestiones de la edad con las enfermedades y la pérdida de capacidades, por ello se podría decir que dos de las cuestiones clave para analizar la desigualdad social en las personas mayores son los factores sociales y sanitarios. La edad conlleva situaciones de enfermedad que afecta de manera directa al ámbito social y aumenta la posibilidad de que la persona sea excluida del trabajo o sea menos valorado en su desempeño por tener menos agilidad. Con el proceso de envejecimiento también se da una tendencia a la diminución de sus redes sociales y su capacidad relacional, apareciendo cada vez con más intensidad la necesidad de atención para realizar las actividades básicas de la vida diaria y la soledad no deseada, el aislamiento y la exclusión social.

Un claro ejemplo de discriminación por edad en una cuestión de salud se produjo en la Pandemia provocada por la COVID-19, ya que las personas mayores han sido las más afectadas, especialmente en los centros residenciales. Los expertos coinciden en que en el contexto de la pandemia se han dado estereotipos en relación con la crisis sanitaria que provocaron discriminación por edad. Estos estereotipos y actitudes discriminatorias generaron lo que se denominó tensión intergeneracional, agravándose cuando se aceptan por la sociedad y llevan a políticas discriminatorias en el acceso a los recursos que garantizan los derechos básicos

La desigualdad social tiene graves consecuencias tanto en el ámbito individual como en el colectivo. Una de las claves para analizarla en el caso de las personas mayores es la importancia de la participación social, ya que ignorar a las personas mayores es equivalente a negar sus derechos, esto ha sido reivindicado expresamente por las organizaciones de mayores con motivo del día internacional en 2019 donde evidenciaron las barreras que se encuentran y sus consecuencias negativas en sus proyectos vitales y su bienestar.

Propuestas

No es posible afrontar la desigualdad social en las personas mayores sin transformar las políticas públicas en su estructura y organización a través de una mayor protección que atienda a sus características como colectivo heterogéneo. Esta transformación no se puede dar sin la participación de las personas mayores como protagonistas. Un ejemplo claro del efecto de la políticas públicas es el impacto de las pensiones que salvan de mayores cuotas de riesgo pobreza a las personas de más de 60 años.

Desde el punto de vista preventivo es fundamental una intensificación de mecanismos de sensibilización desde los medios de comunicación para la trasmisión de una mirada positiva de las personas mayores, combatiendo los estereotipos negativos como la idea de que son una carga, que generan gasto social, que son más pasivos, menos productivo y padecen en mayor grado enfermedades, etc. A su vez, deben desterrar las actitudes paternalistas hacia ellos y mostrarlos como un colectivo heterogéneo, que no necesita emular las actitudes propias de la juventud para ser valorado socialmente.

Garantizar el bienestar en todas la etapas de la vida previene el edadismo. Por ello, hay que construir espacios amigables con las personas mayores, en la vertiente de la prevención y el envejecimiento saludable y en la vertiente de la necesidad de cuidados en situaciones de dependencia y la colaboración de los sistemas social y sanitario.

Para eliminar las barreras geográficas no sólo hay que atender a la despoblación, sino también hay que facilitar el acceso y el disfrute de los servicios básicos en los territorios rurales y salvar las barreras de género y la brecha digital que afectan en mayor medida a las personas mayores.

La participación en la vida social y política, la garantía de ingresos, y el derecho a decidir cómo y dónde queremos vivir y recibir los cuidados es fundamental para evitar la discriminación por motivos de edad. Durante la pandemia de la COVID-19 se produjo un claro ejemplo de los estereotipos de discriminación por motivos de edad que provocaron discriminación y desigualdad.

La atención a la dependencia es clave para evitar la desigualdad, ya que hace a las personas más vulnerables, esta situación es incluida en el marco del mundo de los cuidados y tiene como horizonte un cambio de modelo. El nuevo modelo apunta a que las personas mayores puedan vivir el máximo tiempo posible en sus domicilios con los apoyos que sean necesarios y con equipos de coordinación en diferentes ámbitos en el territorio.

Asimismo, los centros de día y los residenciales deberán ser de tamaños más pequeños, simulando a hogares con unidades de convivencia e incluyéndose en el contexto comunitario. Las residencias deberán ser para un máximo de 15 personas, con la metodología de atención centrada en la persona, con unas ratios de personal adecuadas que posibiliten el desarrollo de los planes de atención acordados. Asimismo, se eliminarán las sujeciones y se deben establecer mecanismos de participación de las personas residentes y de sus familias. Los centros actuales que no cumplan estos requisitos van a tener un plazo para adaptarse. Los centros de día no podrán exceder el máximo de 50 plazas.

Además, las relaciones sociales y la participación en la comunidad son fundamentales para el establecimiento de ciudades y pueblos cuidadores y amigables con las personas mayores, escenarios imprescindibles para el buen trato, propiciadores de espacios relacionales.

Estas propuestas contribuirían, junto con otras, a construir una sociedad para todas las edades que frene la desigualdad social creciente en las personas mayores y muestre la cara más amable para el buen trato y la garantía a todas las personas del cumplimiento de sus derechos humanos y sociales.


[i] INE Chrome extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.ine.es/prensa/ecv_2021.pdf