23/05/2022
Bajo el título ‘Soledad no deseada en la era digital’, la Fundación Víctor Grifols i Lucas y la Fundación Mémora ha organizado un nuevo seminario en el marco del proyecto de Ciudades que Cuidan, cuyo principal objetivo se centra en prevenir en lo posible la muerte de personas en situación de vulnerabilidad y de soledad no deseada. El encuentro, que ha tenido lugar en Cosmocaixa de Barcelona para un aforo reducido de asistentes, ha puesto sobre la mesa la necesidad del debate ético para reflexionar acerca del uso y la aplicación de las nuevas tecnologías surgidas en los últimos años para paliar la soledad no deseada. Pese a sus numerosos beneficios para fomentar el cuidado y reducir o evitar el aislamiento social, en algunas ocasiones, su uso pone en cuestión el respeto a la autonomía y a la privacidad de los ciudadanos, así como su accesibilidad y equidad respecto a todas las personas, contando con la denominada brecha digital que afecta especialmente a los más mayores.
La inauguración de la jornada ha sido a cargo de Núria Terribas, directora de la Fundació Víctor Grifols i Lucas, y de Joan Berenguer, director de la Fundación Mémora.
“Las tecnologías no son algo nuevo, sino que forman parte de nuestro día a día con el propósito de ayudar a tener una mejor monitorización de las personas con necesidades de salud y sociales, de atender más rápidamente y de acompañar en cualquier caso de soledad no deseada que requiera de cuidado. En esta línea, hoy queremos reflexionar acerca del uso correcto de estas tecnologías para evitar la deshumanización de la atención del cuidado”, ha apuntado Núria Terribas durante la presentación.
Acto seguido, se ha dado paso a la conferencia impartida por Jaime del Barrio Seoane, Senior Advisor de Healthcare & Life Sciences en EY y presidente de la Asociación Salud Digital, quién ha destacado durante su ponencia la necesidad de avanzar en la digitalización de nuestro actual sistema sanitario: “Según un informe publicado por FENIN, el grado de madurez de los Servicios de Salud de las CCAA en cuanto a a la implantación de herramientas y servicios digitales es del 31%. Un porcentaje que nos invita a seguir avanzando para cubrir las necesidades de nuestro sistema sanitario y social, entre ellos, avanzar en la automatización de los procesos a fin de agilizar y mejorar la atención de nuestros pacientes”.
Tecnologías emergentes y nuevas formas de cuidado
El encuentro ha contado además con dos mesas redondas. La primera de ellas con la participación de Óscar Belmonte Fernández y Antonio Caballer Miedes, directores Cátedra Cuatroochenta de Inteligencia Artificial, Salud y Bienestar de la Universitat Jaume I; Carme Torras Genís, profesora de investigación en el Institut de Robòtica i Informàtica Industrial (CSIC-UPC); i Carme Pratdepàdua i Bufill, responsable de la Oficina mhealth.cat de TIC Salut.
Los directores de la Cátedra Cuatroochenta de la Universitat Jaume I han presentado algunos de los proyectos tecnológicos desarrollados para paliar los efectos de la soledad no deseada de las personas mayores. Entre ellos, el proyecto “Senior Monitoring” que, a través de relojes inteligentes, permite conocer el posicionamiento y los patrones de comportamiento de las personas mayores que viven solas en su hogar para evaluar su relación con la aparición de estadios tempranos de deterioro cognitivo; o el proyecto “Gerontec-Serena” un chatbot conversacional que utiliza la inteligencia artificial como tecnología para comunicarse con las personas y evaluar sus sentimientos de soledad no deseada.
Por su parte, Carme Torras Genís, profesora de investigación en el Institut de Robòtica i Informàtica Industrial (CSIC-UPC), ha presentado el Laboratorio Abierto de Vida Asistida, un espacio de dos habitaciones que simulan un dormitorio y un comedor-sala de estar con prototipos de robots que ayudan a vestir y a alimentar a personas con movilidad reducida o a proporcionar entrenamiento cognitivo para paliar el deterioro en personas de edad avanzada. Así mismo, ha puesto de relieve la importancia de incorporar los criterios éticos en la innovación de la robótica asistencial y de captar las necesidades de las personas a las que se dirigen estas nuevas herramientas de cuidado.
Asimismo, Carme Pratdepàdua i Bufill, responsable de la Oficina mhealth.cat de TIC Salut, ha presentado el proyecto InterSocial, creado a partir de la necesidad de definir un vocabulario controlado, es decir, qué conceptos emplear para los “problemas” como, por ejemplo, “vivienda inadecuada” y las “respuestas” como, por ejemplo, “derivación a un servicio” del ámbito social que permita interoperar y conseguir una mayor integración de los datos de los distintos sistemas de gestión en el ámbito de la atención social en Cataluña. También ha presentado otros proyectos de implementación municipal como App Vincles BCN para fomentar la comunicación con nuestros mayores; el proyecto Radars, una red de acción y prevención comunitaria formada por vecinos, comerciantes, voluntarios y profesionales de las asociaciones y los servicios públicos para cuidar de los ciudadanos más vulnerables y hacer de la ciudad un espacio más humano y solidario; y el proyecto piloto de envejecimiento de kilómetro cero para fomentar la planificación del envejecimiento y la dependencia a escala municipal.
Monitorización y algoritmos: ¿nos hacen sentir menos solos?
La segunda mesa redonda ha contado con la participación de Iban García del Blanco, eurodiputado, coordinador del Grupo S&D en el Comité de asuntos jurídicos del Parlamento europeo; Oriol Farrés Juste, profesor de Filosofía de la Universitat Autònoma de Barcelona; y Dolors Comas d’Argemir Cendra, catedrática de Antropología Social de la Universitat Rovira i Virgili.
La primera ponencia ha servido para reflexionar acerca del marco regulatorio y normativo en el que debe moverse no solo el diseño y el desarrollo, sino también la aplicación práctica de estas tecnologías. En este sentido, Iban García del Blanco ha esbozado algunas de las ideas básicas de la actual Estrategia Digital de la UE haciendo especial hincapié en la necesidad de contar con un marco regulatorio que sea pionero a nivel global y transversal para dar respuesta a todas las cuestiones que plantea la transición digital. “La pandemia ha configurado y potenciado dos nuevas categorías: disponer de dispositivos tecnológicos y tener acceso a Internet. Y es que las gestiones cotidianas son cada vez más próximas a estas dos categorías en un contexto en el que, especialmente entre las personas mayores, existe lo que denominamos brecha digital que aumenta aún más el aislamiento social y el sentimiento de soledad no deseada. Por tanto, contar con programas inclusivos deben ser una prioridad política”.
Acto seguido y desde una perspectiva filosófica, Oriol Farrés ha reflexionado acerca de los patrones de comportamiento y las reacciones a las nuevas tecnologías aplicadas a la salud. “Nos encontramos con dos extremos recurrentes en los discursos actual: por un lado, la tecnofilia, en el que se considera que con las tecnologías todo es posible y, por contrapartida, la tecnofobia en el que se perciben las tecnologías como algo nocivo para el ser humano”. Con este planteamiento, Farrés considera que debe abogarse por lo que él mismo denomina la «tecnomedia», es decir, un punto intermedio cuyo fundamento sea el principio de precaución y nos permita ser capaces de poner en cuestión a las nuevas tecnologías para desarrollarlas con un mayor grado de ética y evitar la deshumanización que, en muchos casos, puede incrementar la sensación de aislamiento social.
Finalmente, desde una perspectiva antropológica, Dolors Comas ha hecho especial énfasis en el cuidado social y la denominada ética del cuidado. “En el cuidado social es muy importante la dimensión material del cuidado, pero la dimensión relacional es imprescindible para un buen cuidado. Por tanto, es clave hablar del «descuido» que, en algunas ocasiones, viene provocado por la ausencia de redes sociales y comunitarias (…) Estamos en una sociedad que reacciona hacia determinados aspectos que nos impactan, como ocurrió durante la pandemia con una gran ola de solidaridad, pero seguramente no estamos atendiendo en el día a día a situaciones que existen como la soledad no deseada”.
Tras escuchar las distintas voces y ponencias de los participantes en la jornada, el Presidente de la Fundación Mémora, Santiago de Torres, ha concluido la jornada recordando que “los seres humanos somos seres dependientes en dos periodos de la vida: la infancia y la vejez. Y reconocerlo no es una debilidad. Por ello, es necesario que todos seamos cuidadores, porque algún día seremos cuidados. Y esa es la reflexión que desde la Fundación Mémora nos empuja a seguir en esta línea de pensamiento y lo hacemos desde nuestra iniciativa Ciudades que Cuidan”.